Consideremos alguna de las herramientas, tecnologías o digamos modos de ordenamiento humano. Pensemos entonces por ejemplo en la tecnología, un recurso que nos ha permitido destruir la barrera de la geografía mediante un sistema correlativo que usualmente denominamos medios. En su mayoría los países se organizan en subsistemas de gobierno determinados prevaleciendo específicamente el sistema de administración social humana al que denominamos democracia. ahora podemos asentar que la democracia implica en si misma la subsistencia de una gran diversidad de subsistemas.
Pero existe un problema: pareciera que a través de la transformación social, tecnológica y política de la humanidad estos sistemas han adquirido una forma abstracta de autonomía superponiéndose al dominio de sistemas que pensamos superiores como la democracia. Esto quiere decir: elegimos a nuestros gobernantes mediante el voto, nuestros gobernantes nos hacen promesas y nosotros esperamos el cumplimiento de esas promesas. Sin embargo esas promesas están supeditadas al alcance y limitación de sistemas superiores que en general no tienen limitación geográfica ni política alguna, simplemente funcionan y quizá de una manera inesperada son autosuficientes. Estas son las supermáquinas, abstracciones de los sistemas de necesidad humana.
Dentro de mi experiencia como ejecutivo de consultoría en tecnología he sido testigo de como muchas tecnologías nos han sido negadas mientras que otras nos han sido impuestas sin que exista un organismo que controle la equidad y justicia con que estas tecnologías son logradas y suministradas. En un mundo sometido a un proceso de globalización irrenunciable estamos obligados a someter el flujo de estos sistemas al control de un organismo social humanizado. Los seres humanos hemos evolucionado. Podemos decir que ahora más que nunca tenemos dominio sobre las leyes fundamentales que rigen el universo, aún así hemos sido incapaces de comprender que lo que nuestro mundo nos da es al mismo tiempo aquello que nos permite subsistir, hoy más que nunca se torna necesario controlar tales sistemas desorganizados pues pareciera que los mismos sistemas que nos garantizan comodidad, estabilidad y conocimiento, son al mismo tiempo aquellos que nos deshumanizan y desequilibran el ecosistema de los sistemas naturales en el planeta. La nueva democracia debe considerar obligadamente el voto "natural" como elemento inalienable para la consumación o no te toda empresa humana. En este contexto he desarrollado un amplio tratado que pretende explicar como la sistematización más que el individuo mismo ha sido el principal catalizador de la transformación, destrucción, involución y extinción de ciertos elementos de equilibrio, organización y supervivencia humana. La interacción del hombre con la naturaleza que le sostiene y otorga vida es un catalizador de verdadera humanidad y humildad al entender como la complejidad del más simple de los sistemas orgánicos o inorgánicos es prácticamente irrepetible e induplicable por intervención humana. Contando con los recursos de comunicación de hoy, lo seres humanos más que nunca estamos en posición de construir nuestro futuro: exigiendo el uso de energías limpias y de bajo costo, exigiendo la programación efectiva de la producción alimentaria global y evitando la super producción de insumos, otorgando educación efectiva a las mayorías, evitando la libre y no legislada acción de grandes sistemas económicos tales como la tecnología, la industria, la medicina, la banca. Eliminando las fronteras que de por sí ya poco a poco han ido perdiendo importancia, etc, etc.