Páginas

martes, 27 de febrero de 2018

Tibieza política (Carta abierta a Don Fabricio Alvarado)


Joseph de Maistre sostuvo “que cada pueblo o nación tiene el gobierno que merece”, André Malraux, modificó este criterio y dijo: que no es que “…los pueblos tengan los gobiernos que se merecen, sino que la gente tiene los gobernantes que se le parecen”, es decir nos alineamos indefectiblemente a ese tipo de equilibrio o semejanza a la que de alguna forma aspiramos. Y claro: José Martí dijo  "Pueblo que soporta a un tirano, lo merece".

En resumen así como Adolph Hitler aprovechó las carencias de un pueblo alemán en decadencia económica y social en beneficio de su megalomanismo para finalmente provocar una horrorosa miseria global, hoy otros como digamos Maduro en Venezuela, se aprovechan de las expectativas de todo un pueblo para garantizar su propio bienestar; sencillamente porque poseen esa capacidad de leer la conciencia de ese inconciente colectivo que es capaz de garantizar: poder!

Una palabra inspirada por Dios dice: Apocalipsis 3:15-16  Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. !!Ojalá fueses frío o caliente! 16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca… 

Otro ejemplo: Jeremías17:23 El futuro para todos los tibios es: primero una reprensión, luego la disciplina, y luego ser expelidos del Cuerpo de Cristo, si aun así no eligen ser fervorosos…

Y anoto éste pequeño detalle por cuanto la capacidad de alguien, supuestamente fervoroso para renunciar a una creencia manifiesta. Es primero una muestra de desequilibrio respecto a su verdadera fe o certeza o confianza o relación respecto de algo. Representa ausencia verdadera de principios esenciales. Los primeros cristianos, esos que fueron despedazados y sometidos a la tortura y el suplicio en el Circo Romano. No renunciaron nunca a su Dios. Fueron despedazados y devorados y acuchillados y crucificados. Pero nunca renunciaron a su fe.

Una carta humana. Escrita de puño y letra de alguien. Acerca. Describe de alguna forma la sencillez y la transparencia y la humanidad de alguien. Es algo así como el reflejo de un espíritu. Es una especie de recurso que nos permite penetrar y descubrir la humanidad de alguien. Su fuerza, su debilidad, su sinceridad. Hace unos días pensaba: hemos olvidado la grandiosidad de recibir una carta de alguien escrita de su puño y letra.

Cuando leí la nota de Don Fabricio, me dije: ¡qué grandiosa humanidad! Esa de permitirse escribir una nota de su propia mano sobre todo para pedir perdón. Sobre todo para retractarse de sus creencias manifiestas. Para arrepentirse públicamente de sus errores de criterio o interpretación. Pero en realidad sería deshonesto y falso si admirará ese hecho, por cuanto una creencia no se borra de forma milagrosa,

Este acto de enarbolar una bandera de justicia falsa: solo me habla de incertidumbre y falsedad.

La nota de Don Fabricio, apenas la leí. Me iluminó la mente con una común dentro de mi campo profesional actual.  Una concepto conocido me llegó, como un chispazo a mi pensamiento: “Estrategia Publicitaria”. Me imaginé un grupo de profesionales reunidos, en “tormenta de ideas”, buscando el mejor concepto para ¡GANAR!, buscando una estrategia: Concebir la forma perfecta de dar a la gente lo que la gente quiere.

Esa nota tan sencilla y corta reúne todos y cada uno de los elementos que un “General” político deberá considerar para llegar a la médula de su público meta.
En este caso los electores. Cristianos, Católicos, miembros de la comunidad Lesbico-Gay. Y todo el “mix” del mercado objetivo deseado. Ese mercado que finalmente permitirá la consecución de los objetivos buscados: “La Presidencia”.

Yo soy católico, por nacimiento, negación de serlo, experiencia de vida y convencimiento. Tantas veces. Tantos “Cristianos” como yo también soy, pero que por “criterio propio” se denominan “justos”, después de tocar a mi puerta han insinuado que mi condición de católico es en si un pasaporte directo al infierno. Esa es su creencia. Su creencia que respeto pero que no comparto. Por cuanto ninguna manipulación de la palabra de Dios puede implicar mi sentencia definitiva ante el Creador. Pero una de esas mismas personas “radicales”, tan “doctas” en cada versículo de la palabra de Dios, hoy me engatusa y me enreda con su “estrategia” para permitir que mi condición de creyente sume votos a su bolsa de aspiraciones para alcanzar la presidencia.

Hoy un “tibio” como el señor Fabricio Alvarado, es capaz de renunciar a sus creencias y juicio personal para agradar a esas expectativas esenciales que conducen a la gente a percibir algo, cualquier cosa como la panacea. Esa sublime cosa que les otorgará la realización de sus mejores sueños y esperanzas. Un hito que pareciera estar, sobre todo, brillando, como un faro que puede conducir nuestros destinos.

Pero finalizo diciendo: ¡Cuidado! Quien renuncia a sus creencias, y sobre todo a la certeza de sus creencias en la palabra de Dios. Esa misma palabra que pareció defender a sangre propia y a dolor propio: es otra cosa que un “tibio”, vomitable y abominable ante la presencia del Señor. Quién renuncia a sus creencias para lograr alguna cosa es capaz de todo. Y eso debe preocuparnos. Eso debemos evitarlo.

En fin: tendrás al final lo que mereces… No te importará la claridad de esas referencias que de la palabra sagrada del señor hice al principio. Simplemente no querrás aceptar otra cosa que lo que quieres.

Aborrezco lo falso… Lo falso es “tibio”…

Don Fabricio, usted como "justo": puede rebatir de una forma razonable o digamos "sabia" y apolítica mi percepción personal respecto de los que leo de sus palabras? Le animo a convencerme... Por cierto cuando escribe "unir" al final de su "linda" nota veo que tuvo problemas al escribir la letra "n": estaba dudando de lo que estaba escribiendo su mano?