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lunes, 20 de julio de 2015

A Gala

Peregrinación al oráculo
(Viernes 17 de julio de 2015)


¡Gala!
Diosa del cabello de fuego, aire de crepúsculos marinos, sangrienta alma de la tierra viva: ¡sal y pimienta!, ¡Heme aquí ante ti, oráculo!
¡Dime Gala!, Olimpo o paraíso, ¿Puede tu tremenda plenitud de alma antigua, serena, marina, tempestuosa, huracán, nube y rayo responder las dudas de mi espíritu?

Soy una criatura extraña: Dual, dividida, quántica, relativa, elemental y ¡caótica!
No hay ecuación que me defina. O no la conozco… o no lo entiendo.
Mi espíritu divide mi definición:
Soy criatura domada, tranquila. Pero igual dragón furioso: ¡alma de conquista, de lucha de tenacidad, de virtud o no sé! (…hasta aquí antes del desastre…)


(Lunes 20 de julio de 2015)

¡Dime Gala!
Fiera del viento…
Espíritu sublime e inesperado:

Como ese aventurero desgraciado que recorrió el infierno: ese al que llaman Dante, he probado el aire del fuego, de las almas muertas en vida, o de esas almas buenas que añoran el paraíso de su recuerdo y destino.
No soy ese reflejo oscuro de una sombra gris, fantasma frío,  que tocó tu piel una vez: en medio de una inesperada y terrible tempestad….

No soy guerra,
Ni átomo en ebullición,
Ni muon en colisión,
¡Ni antimateria rosando materia!


Soy mejor que eso… soy mejor que un tremendo momento que hay que olvidar.

Ahogado por vahos de artemisa santa,
Me consumí en mi locura y esa misma demencia de dominadores, de almas indomables, inexpugnables, vencedores:
Alejandro Magnos,
Atilas,
Nadies olvidados.

¡Gala! ¡Gala! Diosa traviesa del cabello de fuego, te escribo en éste tipo de rima vieja, sosa, arcaica: no sé por qué?
No preguntes, mi espíritu o mi física elemental me obligan…

Así de tal modo: Gala, oráculo divino:
No creas que la tormenta oscura es muerte!
No creas que el desierto árido es sed y hambre!
No creas que el último suspiro de nadie es muerte!

Yo amo el sol de los días, de los amaneceres, de los medio días y de las tarde,
Me consumo en las noches grises y lluviosas,
Como en las noches claras y luminosas,
Me gusta la lluvia y el granizo sobre mi piel,
Me gusta brincar sobre los charcos. Y me gusta el vino. Y me gustan las ostras y los cangrejos,
Y el sabor del mar en mi boca.
Y me gusta el brillo del oro y el brillo del diamante, pero prefiero la alegría de una mascota recibiéndome con amor.
Yo prefiero los labios de una mujer hermosa, alma, devorando caníbal o vampira mi sangre…

Ah Gala ya olvidé el lugar sagrado donde estoy: tu intocado trono, oráculo, altar…